ADQUIERE "EL MITO DE LA TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA"

lunes, 16 de mayo de 2011

"La hora de la sociedad" (La Jornada, 16 de mayo, 2011)

Pancho Villa/Library of Congress


En lugar de desgastarse buscando reuniones con Felipe Calderón, el emergente movimiento nacional por la paz, la justicia y la seguridad debería abocarse a articular una acción social plural, combativa y de largo aliento. Antes de atender al poder y sus condiciones, habría que acercarse a los ciudadanos y sus necesidades. De otra forma, se podría perder una oportunidad histórica para transformar de raíz a nuestra dolida nación.

El sexenio de Calderón ya se encuentra en su fase terminal y el Presidente ha sido claro en que no contempla modificar ni un ápice su estrategia de combate al crimen organizado. Según él, tiene la ley, la fuerza, y la razón de su lado y simplemente no existen otras opciones de actuación. Ante su comprobada cerrazón, tiene poco sentido construir escenarios para convencerlo de que debe cambiar de rumbo o hacerlo escuchar a las víctimas. Y aun si por arte de magia de repente el ocupante de Los Pinos se despertara de su terquedad, simplemente no le quedaría tiempo para trazar salidas alternas a la actual emergencia nacional.

La ruta del movimiento debería caminar por otro sendero. Por ejemplo, el encuentro programado para el 10 de junio en Ciudad Juárez constituye una gran oportunidad para la articulación y movilización de una amplia diversidad de grupos y demandas sociales. Esa dolida ciudad es simbólica no solamente por la grave crisis de seguridad pública que se vive hoy, sino también porque allí se desnudan de manera particularmente clara las contradicciones de la inserción de México en el mercado global, que envía cada vez más mexicanos al subempleo maquilador y al extranjero para trabajar como ilegales en condiciones infrahumanas.

Así como Emiliano Zapata revivió en la Selva Lacandona en 1994 para enfrentar la marginación de los pueblos indígenas, hoy se abre la oportunidad para que una versión moderna y pacífica del general Pancho Villa y sus dorados eche a andar procesos sociales de transformación desde la frontera norte. Así como los Tratados de Ciudad Juárez del 21 de mayo de 1911 llevaron a la renuncia de Porfirio Díaz, hoy los Acuerdos de Juárez cien años después también podrían ser el inicio de un cambio radical en los regímenes de dominación y acumulación del país, así como el momento perfecto para insistir en la renuncia de Genaro García Luna y del mismo Calderón...
ARTÍCULO COMPLETO DISPONIBLE EN LA JORNADA